miércoles, 13 de octubre de 2010

73.- Andaluces 1952, Barcelona - gitanos 2010, Francia

Este artículo, está hecho de vivencias propias, vividas y escuchadas de gentes que me merecen toda la credibilidad. Muchos ya no están con nosotros .



Corría el año 1952, una de tantas familias andaluzas que vivían en un pueblo de Andalucía; el oficio del padre de familia, ebanista, ya maestro en su profesión; las expectativas, falta de trabajo, para sostener a la familia, dificultades económicas y hambre..


Un hermano de ese ebanista, que vivía ya hacía años en Barcelona, tenía su trabajo, su vivienda, su familia, y se ganaba bien la vida, escuchada la situación de esa familia del pueblo por el familiar directo residente en la ciudad condal, les dijo:


-Veniros. Aquí hay trabajo.


La decisión se toma rápido, se mete todo lo que se tenía en un par de maletas atadas con cuerdas, con unas pocas pesetillas y los billetes para el tren al que llamaban ‘el GRANAÍNO’.


Ruta de Granada a BARCELONA en tercera clase, asientos de madera, un baño para todo un vagón; la duración del viaje: tres días con sus noches, olores, ‘convivencia’ próxima, apretada, y de camino hacia la nueva vida.


Con fecha 1 de Mayo de 1952, llegan a la estación de Francia de Barcelona el matrimonio y el niño chico con seis meses en un capazo de cuerda. En la estación los recibe el familiar, los policías secretas y los grises revisan documentos y preguntan dónde van a vivir. Esta gente tuvo suerte, tenían un familiar con domicilio conocido. Más de 15.000 andaluces no tuvieron esa suerte y fueron detenidos por la policía o la guardia civil, encerrados y devueltos a su tierra. Su delito: buscar trabajo y una vida mejor.


Eso pasó entre los años 1950 y 1955. Las deportaciones no son nuevas en esta vieja Europa. Como se ha descrito, ya en la España del General, en los años 50, en Cataluña y más concretamente en Barcelona, se practicaron con buen resultado para los gobernantes y ningún derecho para mis paisanos andaluces; unas deportaciones de españoles en su propio país.


La actuación de la fuerza pública se atenía a la circular del Gobernador Civil de Barcelona, Felipe Acedo Colunga, el cual, supongo por ordenes recibidas, la dictó en fecha 6 de Octubre de 1952 en el Boletín Oficial de la Provincia. En ella, se daban instrucciones para que alcaldes, Policía Nacional, Guardia civil y todas las autoridades impidieran la entrada y permanencia de personas sin domicilio, debiendo ser evacuados. Por ello, los andaluces que llegaban a Cataluña eran detenidos y deportados. Primero, se les conducía a un centro denominado Pabellón de las Misiones, ubicado en Montjuic, ese centro tenia régimen carcelario. Cuando los deportados eran devueltos a sus ciudades de origen, les acompañaban guardias en los trenes que vigilaban que ninguno se bajara. Algunos –los que viajaban sin sus familias, que eran muchísimos– se tiraban del tren en marcha, para quedarse en Cataluña y realizar el sueño de una vida nueva de trabajo y prosperidad.


Todo esto cambió en el año 1959. Con el desarrollo industrial y la necesidad de mano de obra barata, se abrieron las emigraciones de andaluces y de otras provincias que llevaron el peso del desarrollo industrial de Cataluña.


Después de esta historia lejana y singular, vamos a la actualidad de los gitanos rumanos y su deportación en la Francia de nuestros días. El día 5 de Agosto de este año, nuevamente una circular, Francia, la patria de la Libertad, Igualdad y Fraternidad, se salta sus principios y con una disposición administrativa del Ministerio del Interior, millares de gitanos, hombres, mujeres, niños y ancianos se deportan y expulsan por razón de su identidad, como en aquel lejano 1956 en la España tercermundista.


Lo grave es que Francia debe cumplir los principios europeos sobre la libre circulación de personas. La política ignora las leyes y los derechos que corresponden a los ciudadanos europeos. Supongo que lo que el gobierno francés espera de esas decisiones es rédito electoral y, como siempre, crear un enemigo falso. Francia gana a Europa, pero perdemos todos los ciudadanos europeos. Los gobernantes rumanos tampoco se pueden ir de rositas y han de pechar con su cuota de responsabilidad como gobierno europeo. Quiero aclarar, que el que toma esa decisión, en todo caso, es un gobierno, no el Estado Francés. Los gobernantes pasan y los Estados permanecen.


Como estoy interesado en esa cuestión, la semana pasada asistí en Barcelona a una conferencia sobre la deportación de los gitanos rumanos en Francia, organizada por la asociación AGORA SOCIALISTA, que corrió a cargo de Juan de Dios Jiménez Heredia, quien, a su vez, se definió como socialista. Este gitano es un firme defensor de su gente, que ha ocupado distintos puestos políticos, diputado en la Cortes, en el Parlamento europeo, y diferentes cargos en la administración española, desde los cuales ha trabajado trabaja preferentemente en favor de los suyos.


Su conferencia, que dictó sin leer, le salió del corazón. Está dotado de un verbo natural y encantador. Después de hablarnos de la historia de los gitanos, de sus privaciones, de sus discriminaciones, de su forma de ver la vida y de vivir, pasó a defenderlas y a ocuparse de lo ocurrido en Francia con los gitanos rumanos, asunto que –en paralelismo con una batalla– dividió en tres frentes:


Primero el de la opinión publica que –mantuvo– lo tenían ganado por la repercusión y el enfoque general de los medios de comunicación.


Segundo, la vertiente política que, afirmó, también les era favorable, ya que la izquierda estaba en contra de las deportaciones.


(Yo discrepo en ese punto, pues el socialista ‘número uno’, nuestro presidente Rodríguez Zapatero, no está con ese razonamiento, si no, recuerden lo que dijo: ”Zapatero criticó las acusaciones formuladas contra Francia por la comisaría de Justicia, Vivian Reding, y señaló que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ofreció en la reunión explicaciones ‘relevantes’ para justificar esas devoluciones. De hecho, defendió ‘la legalidad’ de las expulsiones acreditada por Nicolas Sarkozy una a una con resoluciones judiciales".


Por cierto, ya que hablo del gobierno español, quisiera saber si el gobierno andaluz ha contemplado, en esa última ley desarrollada de la Memoria Histórica, si los 15.000 andaluces deportados en la época de la dictadura también son beneficiarios, como las mujeres maltratadas por el franquismo, por los ataques a sus derechos.)


Tercero, la implicación jurídica de los hechos ocurridos: llevar al gobierno francés y a su presidente ante los Tribunales Europeos.


Le pregunté en el coloquio si él o su asociación habían hecho gestiones ante el gobierno rumano, para evitar la emigración de los gitanos rumanos. Me contestó que sí lo han hecho, aunque sin resultado alguno, y no habló muy bien de ese gobierno. Explicó que en Rumania,, hasta no hacía mucho tiempo, los gitanos rumanos eran considerados esclavos por las grandes familias terratenientes e incluso por órdenes religiosas.


Dos fechas, 6 de Octubre de 1952 y 5 de Agosto del 2010; dos lugares, Barcelona y Paris, dos épocas, dos regímenes, dictadura española y democracia francesa, resultado: el mismo, miles y miles de seres humanos deportados y expulsados, se ven privados de los mínimos derechos humanos, el derecho a pretender vivir mejor y sacar adelante a sus familias..


Las deportaciones se repiten en épocas y años muy diferentes y en regímenes políticos y entornos distintos, no podemos comparar regímenes dictatoriales con democracias actuales sin contar con la evolución de derechos y libertades, el contexto y el tiempo y los derechos de ciudadanía tanto española como europea.


Tampoco quiero comparar situaciones ni causas de la emigración de andaluces y gitanos rumanos, lo que quiero destacar es que hemos de recordar la historia para no volver a repetirla………………………………………………..... ¡QUÉ PAIS!

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