viernes, 30 de julio de 2010

49.- Regeneración democrática: el cuarto poder ciudadano

Escrito por Antonio Pavón Ortiz

jueves, 23 de julio de 2009

Visto que la división de poderes no funciona y que el poder se ostenta sin tener que dar explicaciones a los ciudadanos, que eligen democráticamente a los políticos, desde estas paginas propongo la creación, el nacimiento, la utilización, la entrada en la política, de lo que yo llamo el cuarto poder ciudadano.




Este cuarto poder debería controlar, inspeccionar y dar el visto bueno a todas las acciones de los otros tres poderes del Estado. Como decía Marcuse: SEAMOS REALISTAS PIDAMOS LO IMPOSIBLE.



Cojamos ese camino, no puede ser que en una parte de un Estado que se define como monárquico parlamentario, unos ciudadanos no puedan elegir el idioma de enseñanza de sus hijos; ¿a eso cómo se le llama?, supongo que fascismo. En ese mismo territorio, no puedes instalar el rotulo de tu negocio en la lengua del Estado y, que se sepa, ese Estado pertenece a una Comunidad de Estados Europeos en que la lengua en la que te hacen instalar el rótulo no es oficial. Dejadme que machaque siempre estos argumentos pues por la otra parte —la que los aplica— los contra-argumentos son muy pobres. Le preguntas a un gobernante nacionalista el porqué de la inmersión lingüística y la enseñanza monolingüe, o el porqué de la no elección de la lengua por los padres, y te contestan “porque sí” y se quedan tan anchos.





Si existiera ese cuarto poder; ese poder ciudadano, que estuviera unido y libremente tomara las decisiones en bloque, podría realmente trabajar a favor del pueblo. No se conformaría con los subsidios para que los ciudadanos mal viviesen, no se dejaría comprar sus libertades y sus votos por limosnas institucionalizadas; tendríamos un grupo de presión —un poder— que podría decidir, entre otras cosas, no pagar impuestos o la desobediencia civil contra las leyes injustas. También mejoraría la ética de las personas y ayudaría a superar la alineación a que esta sometida la ciudadanía a causa de los medios de comunicación. Estos serían realmente libres y se dedicarían a su misión que es informar y crear una opinión libre, plural y democrática; no como ahora que se dedican —consciente o inconscientemente— a alienar y mantener en la ignorancia a la mayoría de la población, a desinformar y no formar, a intoxicar y agrandar y sembrar el odio y fomentar la ruptura entre los ciudadanos que no piensan igual que ellos. Ese cuarto poder modificaría el sistema electoral y daría el poder político a la candidatura que tuviese más votos; para ello, prohibiría o estaría en contra de las coaliciones políticas, que dan más poder a unos políticos que el que los ciudadanos les otorgaron en las urnas.



Las coaliciones son el cáncer actual de la democracia, por lo menos en España. En otros países no es así, porque allí existe ética y lealtad entre los que forman coaliciones. En España se practica, la coacción, las amenazas y la navaja trapera. No pondré ejemplos, todos conocen a esos infractores de la cuota política que se le entrega por ocupar el poder, con la extrañeza de los ciudadanos que han votado a veces contra ellos. Imagínense en Cataluña, un simple ciudadano votante de los socialistas y que ve que su voto sirve para instalar y darle poder a lo contrario que él cree que su opción política va a defender. Así es como se aleja de la política a la ciudadanía, así es como ganan cada día más las elecciones los ciudadanos que no van a votar; y esta afirmación mía es conocida por todos los políticos están en el gobierno y en la oposición, pero los del gobierno no hacen nada porque ven cada mes como sus cuentas corrientes van incremetandondose por sus sueldos, dietas y prebendas, y la oposición espera hacer lo mismo dentro de poco.





Ese cuarto poder, con la limitación de mandatos en todos los cargos políticos, también acorazaría frente a la creación de castas y clases políticas, que hacen de la política una profesión. Dejaría la política limitada a dos mandatos y prohibiría las reelecciones, limitando por ley las mismas; ello favorecería la entrada temporal en política de muchos ciudadanos, que quieren servir a los demás y no servirse de la política.





Ese cuarto poder que pido se debería fundamentar en tres cosas: convicción, principios y derecho. Todo ello sumando ética y estética, ya que los gobernantes de hoy, dicho en términos de defensa ciudadana, no tienen ni lo uno ni lo otro; sólo tienen un objetivo: mantenerse, enraizarse, cimentarse, ser inamovibles en sus puestos y privilegios. Supongo que no todos son así, pero lo peor de ellos es la falta de principios, de los que se olvidan y miran a otro lado para no comprometerse y no luchar por sus ideas.



Ese cuarto poder debería concienciar al pueblo, creando una conciencia colectiva en base a la educación y la cultura, con los valores de siempre morales, espirituales y éticos.





Que dichos de seguido serían —teniendo a la ética como principio básico— la integridad, la responsabilidad, el respeto a las leyes, el respeto al derecho ciudadano de los demás, el amor al trabajo, el deseo de superación personal y el cumplimiento con los demás.



Recuerdo a Martín Luther King, en una de sus celebres frases: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que me preocupa es el silencio de los demás”.



Cuando he leído esta frase, que me remitió en un correo algún amigo, he pensado inmediatamente en los asesinatos de ETA en el País Vasco y no me he preguntado el porqué ……...........................QUE PAIS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario